lunes, 23 de abril de 2018

GP Circuit de Montmeló

Tras unas cuantas semanas de descanso competitivo, y descenso notable de volumen y carga de entrenamiento, llegaba el turno de una de las carreras que más ilusión me hacía de la temporada.

18 vueltas al circuito de Montmeló, para completar un total de 83 kilómetros. Había corrido allí antes dos Campeonatos de Catalunya de duatlón, así que me conocía el trazado bastante bien.


Éramos ocho componentes del equipo (en la foto falta Javi), seguramente de los más numerosos, y por tanto, con más "responsabilidad". Nuestra intención, como la de muchos otros, era que la carrera no acabase en un sprint masivo.

Y así fue nada más empezar, ataque va y ataque viene, escapada que no cuaja y unos segundos de aparente calma en el gran grupo. De cada uno de esos intentos de escapada, uno o dos miembros del equipo formaban parte. Lo probé tres veces, y al neutralizarme la última vez, saltó Marcos con otros seis corredores.
Me dejé caer sobre la posición 20, dónde recuperé unos segundos hasta que otro corredor saltó del grupo buscando entrar en la escapada. Aún no sé cómo, bajé tres piñones, le cogí la rueda y tras un minuto agónico, entramos en la escapada, junto con otro corredor que venía detrás de mí.
Rondábamos el kilómetro 40, el dolor de piernas era descomunal, no podía ni tragar saliva del calor que hacía y las ganas de vomitar aparecían con asiduidad, pero tras mucho sufrir, estaba en la escapada buena del día.


Durante los primeros cinco minutos no entro al relevo, simplemente porque no puedo, voy justísimo a rueda y necesito un poco de aire y agua. Tras "recuperarme" levemente empiezo a pasar al relevo, principalmente para ayudar a Marcos, que tenía mucho mejores piernas que yo. Cogemos cerca de 1' de ventaja con el pelotón, y por un momento soñamos con llegar.


Por detrás Josep y el resto de compañeros del equipo frenan cualquier intento de los corredores que intentan saltar del gran grupo.
Los kilómetros pasan y la fatiga se acentúa, ya quedábamos sólo ocho corredores en la escapada y el pelotón se iba aproximando. Justo antes de la recta de meta, dónde el viento en contra era fuerte, hago el afilador, y pierdo unos diez metros que ya no podría recuperar pese a ver estrellitas en el intento.

Intento soltar piernas hasta ser absorbido por el pelotón, para pocos minutos después neutralizar a mis compañeros de escapada y acabar las últimas cuatro vueltas en el grupo. De nuevo, ataques continuos sin éxito, para llegar finalmente a un gran sprint donde el gran trabajo del equipo y sus buenas piernas, llevaron a Martin a entrar en segunda posición.
Personalmente, muy satisfecho con la carrera y las sensaciones, pero sobre todo por el carrerón del equipo, ha sido brutal.

Como curiosidad para los frikis como yo, 293 NP en las dos horas de carrera y un máximo de 1112w para llegar a la escapada.


Y lo más importante, el apoyo incondicional de Marta, Carlos y mi madre, y los ánimos de las Probike Girls que se quedaron a gritarnos tras la super carrera que se marcaron.

lunes, 5 de marzo de 2018

Social de Peratallada y GP Inauguracíon de Les Franqueses

Hace ya nueve días se daba el pistoletazo de salida de la temporada de ciclismo en Catalunya, con el Gran Premio Inauguración de Les Franqueses.
Aunque vayamos primero veinte días atrás, cuando disputé mi tercera carrera social en Peratallada, aquella vez sin percances y acabando muy contento. 
Tres vueltas a un circuito llano de casi 26 kilómetros, para un total de 91 kilómetros totales. 
Un equipo de diez tíos franceses, muy fuertes y bastante locos. Y otros dos equipos, otro francés y uno holandés, mucho más locos que fuertes. 
Y unos cuantos que queríamos intentar liarla y desmontar a esos equipos, sin éxito. Entre ellos los López brothers y el que aquí escribe. 
Desde el primer momento carrera rapidísima con continuos ataques, algunos de los cuales seguí, aunque consiguiendo más dolor de piernas que distancia con el pelotón. Ismael no dejó de intentarlo, Carlos y yo lo seguíamos probando, pero los franceses lo tenían controlado. La última vuelta fue aún más locura si cabe que las anteriores, ataques a cada segundo y salidas de rotondas a más de 50 por hora, lo que provocaba un látigo que ya a esas alturas empezaba a pasar factura. Varios momentos a punto de romperse el grupo, que al final uno u otro acabábamos salvando, para llegar a un sprint masivo (el primero de mi vida) y acabar en el puesto 27. 
Fueron 91 kilómetros en 2h00', a 45,5 km/h.

Con este buen recuerdo y unos últimos días de buenas sensaciones en los entrenamientos llegaba a Les Franqueses, aunque en nada se iba a parecer esta carrera a la de Peratallada. 
Por delante 4 vueltas de 38 kilómetros, con 600 metros de desnivel positivo en cada una, para un total de 152 kilómetros. 
Desde hacía tiempo me habían avisado varias personas que ésta era la carrera más dura de la temporada, y así empecé a creerlo dos días antes, cuando Ismael me enseñó y detalló el circuito. 

El ambiente es brutal, todos los coches de equipo con muchos corredores de un nivel increíble. Entre ellos dos ciclistas de categoría Continental Profesional. 


La carrera sale a un ritmo que permite no hiper ventilar, pero dura poquito y en el primer repecho (el más duro) de la carrera ya hay unos cuantos corredores que se descuelgan del grupo. Llevamos 8 kilómetros y aunque las sensaciones son buenas, ahora ya la hiper ventilación ha venido para quedarse. 
Completamos la primera vuelta con tres corredores escapados (entre ellos Adrián Merino, con el que he tenido el placer de compartir algunos entrenamientos), y unas cincuenta unidades menos en el pelotón. A partir de aquí es una lucha constante por no quedar cortado. La gente se descuelga con facilidad y tapar los huecos cada vez supone un esfuerzo mayor. Sobre el kilómetro 50 hay un arreón, el corredor de delante mío se aparta y mis piernas van igual o peor que las suyas, así que ni intento conectar con el grupo. Nos juntamos siete corredores, entre los que está mi compañero de equipo Marcos. Durante 30 kilómetros no levantamos el pie, pero el grupo está cada vez más lejos (5' nos dicen desde la moto), así que estamos fuera de carrera y decido seguir 5 kilómetros más, para juntarme con mi madre, Carlos y Marta, y acabar así mi aventura en esta carrera de locos. 
Han sido 85,7 kilómetros con 1331m de desnivel a 35,3 km/h. 


Me ha faltado experiencia, es mi primera carrera de verdad y nadie me iba a regalar nada. Pero también me han faltado piernas, y hay que seguir trabajando aún más duro para acercarme a donde quiero estar. 

Este próximo fin de semana toca doblar en Sabadell, sábado tarde y domingo mañana.



domingo, 4 de febrero de 2018

Aprendiendo a marchas forzadas

Hacía ya unos cuantos meses que no aparecía por aquí, debido supongo que entre otras cosas, a un periodo de transición en mi vida deportiva. Como algunos ya sabéis, allá por septiembre decidí aparcar el triatlón y probar en el ciclismo de carretera.


Conocí a Ismael López, mi ahora entrenador y que tanto me ayudó y me sigue ayudando. A entender los entrenamientos, a verle sentido a cosas que jamás había hecho y a encontrar un equipo muy competitivo que quiso contar conmigo para esta temporada.

Tras una pretemporada con más kilómetros de los que estaba acostumbrado (aún siendo la cifra inferior a la mayoría de ciclistas), las buenas sensaciones fueron llegando poco a poco.


Aunque con las buenas sensaciones en las piernas, llegaron también las malas en el asfalto. Dos caídas en los seis días previos a mi debut, en la Social de Palafrugell, y otra caída a los 14 kilómetros en la carrera que provocó mi retirada. Así pues, me planté con tres caídas en nueve días, cuando mi bagaje de saludar al suelo hasta ese momento era de dos en siete años.

Hoy llegaba al 5è GP de Vilajuïga con ganas. Un precioso recorrido de 67,5 kilómetros, acabando en el imponente Monestir de Sant Pere de Rodes, un puerto de 7,8 kilómetros al 6,7% de desnivel.

Un poco de frío aunque un cielo de azul predominante, nos recibían en este pequeño municipio gironí. Caliento unos quince minutos con Noe, mientras Isma y Marta ejercen de fieles escuderos y acompañantes.

Salida rápida, varios ataques, frenazos, bandazos, y sin escapada por el momento. Piernas y cabeza en orden y a pleno funcionamiento, tanto que una de las veces que progreso en el pelotón coincide con un parón de éste, así que me veo en cabeza y aprovecho para abrir hueco. Un hueco de unos 50 metros que se cierra tan rápido como se ha abierto. Pero en el kilómetro 15 veo que ésta tampoco será mi carrera. Badén que pasamos muy rápido y radio de la rueda trasera roto. Sigo 8 kilómetros con ese molesto ruido y ese aún peor tambaleo de la rueda, pensando que en cualquier momento mi bici se convertiría en monociclo y barajando opciones para continuar en carrera. De repente el ruido remite durante un par de minutos, para volver luego con aún más fuerza. Segundo radio roto. La rueda se mueve mucho y me roza constantemente la pastilla de freno. Me dejo caer a cola de pelotón y busco desesperado algún coche de equipo con ruedas de repuesto. Le indico al coche del equipo Esteve que se acerque, le explico el problema y paran al momento a cambiarme la rueda.

Aquí hago un alto en el camino. Tienen sólo dos ruedas traseras que algunos de sus corredores podrían necesitar más adelante, pero aún así deciden cedérmela a mí. Y no sólo eso. Tras haber perdido unos tres o cuatro minutos en la operación, me ofrecen su rebufo para intentar llegar al pelotón. Aunque parezca exagerado, siempre estaré agradecido por este gesto a este equipo, que me hace seguir creyendo en que aún queda algo de esencia en este mundo del deporte cada vez más contaminado.

Pues bien, tras unos 10 kilómetros de persecución con la ayuda del coche y ver que el grupo aún está lejos, les doy las gracias y les indico que mis piernas no dan para más, que vayan a apoyar a sus corredores. Ésto ocurre sobre el kilómetro 30 de carrera, y al pasar la siguiente rotonda, a penas dos minutos después de haber "despedido" al coche, veo al pelotón a unos 120-150 metros. Agacho la cabeza y aprieto los dientes, y durante unos minutos de sufrimiento extremo intento, sin éxito, llegar al pelotón.

La distancia ha aumentado y decido guardar lo poco que me queda para los dos puertos que aún quedan. A partir de aquí son 30 kilómetros de darle vueltas a la cabeza, de buscar razones para no tirar la toalla. Y es que la mejor razón, siempre se encuentra tras la línea de meta.

Llego a Port de la Selva y la subida final me recibe con una rampa del 15%, donde me doy cuenta que el piñón más grande de la rueda que me han dejado es un 25. Para ciclistas de verdad, vamos. Paso la primera rampa y las sensaciones son buenas, después de todo,

éste es el terreno donde mejor me desenvuelvo. Veo a lo lejos a unos cuantos corredores, todos ellos separados, y me propongo ir reduciendo distancias. Paso el kilómetro uno, y parece que mi objetivo se va cumpliendo. Pasado el segundo kilómetro adelanto al primero. Luego a otro, más adelante uno más, y así hasta diez. El final del puerto y de la carrera llega antes de lo que tenía calculado, así que cruzo la meta con alguna bala en la recámara, aunque quizá la bala fuese de fogueo, quién sabe.

Después de todo, dieciséis minutos perdidos con el ganador (corredor de categoría Continental), no me parece ni tan humillante. Una experiencia más en esto de jugar a ser ciclista, y las que nos quedan!

Muchas gracias a todos los que se preocupan por mis continuas revisiones del asfalto y mis catastróficas experiencias.

domingo, 10 de julio de 2016

Campeonato de Catalunya Élite de Triatlón

Como algunos ya sabéis, después de 3 meses y medio sin poder correr ni a penas nadar, en Junio retomé los entrenos con una filosofía un poco distinta a cómo lo había hecho hasta ahora. Menos horas de entreno, muchas veces menos intensidad, y mucho más tiempo para mí y para hacer otras cosas.
Tras dos buenas carreras en Junio (Cambrils y Montgat), y conseguir en Montgat un subcampeonato catalán de mi grupo de edad, me clasifiqué para el Campeonato de Catalunya Élite, que se disputaría en Cardona sobre distancia olímpica.
Aunque estuve dudando hasta último momento, decidí inscribirme, ya que no había estado nunca en Cardona y que una clasificación en Élite nunca es fácil de conseguir.
Pues allí me presentaba hoy, aparentemente con mucho tiempo pero que al final he ido de culo al ser dos boxes distintos, tener que caminar bastante, coger autocar... y además el clima nos acompañaba siendo oficialmente el día más caluroso del año. Pero bueno, esas cosas son para todos iguales!
Al final me da tiempo de nadar 30 metros literalmente antes de la salida, y por qué no decirlo, contribuir al nivel de agua del Pantà de Sant Ponç con la meadilla de rigor.
Estaba dispuesto a demostrarme que a veces, menos es más, y me encuentro bien en el momento que menos estoy entrenando.
Aunque hay cerca de 80 clasificados, sólo somos 27 hombres en la línea de salida, faltan algunos gallos pero hay nivel como no podía ser de otra manera. Impresiona un poco una salida con tan poca gente. Las mujeres salen dos minutos después, y la prueba open cuatro minutos más tarde.
La natación son dos vueltas en el Pantà de Sant Ponç.


Piiiiii!
Se da la salida y como siempre, de locos. Aunque somos pocos, se reparten unas cuantas collejas, algún agarrón, pero rápido se estira el grupo.
Nos quedamos un grupo de 5 que haremos todo el segmento juntos, Pep Tatché, Roger Camprubí, Xavier Solà, Sergi Jurado, y un servidor.
Ritmo mantenido durante las dos vueltas, sabiendo sufrir por mi parte.
Salen unos 1700m que completo en 24'02", parcial 15. Ni tan mal.
Transición rápida y saltito a la bici.
Nos esperan 38 kilómetros con casi 600 metros de desnivel positivo, empezando así de salida con unos 5 kilómetros de subida.
Como imaginaba, Pep se pone a tirar y forma una fila rápidamente. Xavi se queda y el resto intentamos colaborar, pero el ritmo es muy alto y llevo un considerable dolor de patas. Llegamos arriba los cuatro y nos entendemos para tirar hacia delante a un ritmo de locos. Cazamos a Arnau Mur, luego a Oriol Marimon, más adelante a Bernat Corominas e Iván Limia. Por detrás llega como una moto Quim Iturralde, y al poco cogemos también a Xavier Torrades.
Como veis, grupo de nivelazo y un ritmo que en varios momentos me costaba seguir por los continuos ataques sobretodo de Quim. Mucha velocidad todo el rato sin poder descansar ni un segundo. Ataque durísimo de Torrades, al que sigue Iturralde y se van a unos 5 kilómetros de la T2.
Los mantenemos a unos 100-150 metros todo el rato, pero van como un tiro y llegan a la transición con unos segundos de ventaja.
Marco el 5° parcial de bici con un tiempo de 1h 01' 54".

Contentísimo con el tiempo pero pensando en cómo iba a correr yo ahora.
Nos esperan 10 kilómetros con 350 metros de desnivel y unas rampas que daban ganas de llorar. Sumado a los 37° con los que empezábamos a correr.
Me quedo sin agua en el primer avituallamiento, así que la primera vuelta se me hace eterna y durísima, no tengo piernas, y me cuesta horrores respirar ya que no tengo ni saliva.
Por suerte veo a Rafa por el kilómetro 3,5 y sus ánimos me dan un poco de fuerza. Voy ganando alguna posición y me centro en mantener el ritmo sin pensar demasiado. En el kilómetro 6 paro a coger agua y parece que se me pasa un poco el mareo, aunque en seguida vuelvo a tener la boca como un zapato. Veo a Sergi a unos 200 metros e intento acercarme, poco a poco lo consigo. Lo paso en el último kilómetro y casi se me saltan las lágrimas al subir la última rampa hasta meta.
Parcial 11 de carrera a pie, 40'14".
Entro en meta en la posición 10, con 2h 06' 10".


Un top 10 que sabe a gloria en un Campeonato de Catalunya. Faltaban unos cuantos gallos en el gallinero, pero había otros y estoy super contento!
Mucha gente ha sufrido rampas y algún desmayo por el increíble calor, mucho ánimo para todos ellos.
Próxima parada Andorra!

domingo, 14 de febrero de 2016

Campeonato de Catalunya de Duatlón por Equipos Contrarreloj

Hace mucho que no escribo una crónica de una carrera, pero creo que la ocasión lo merece.
Antes de nada, como ya muchos de vosotros sabéis, este año defenderé los colores del Club Natació Tàrraco. Un equipo lleno de jóvenes (y ya consagrados) cracks. Rafa Prado apostó por mí (está claro que no por mi calidad ni juventud, pero me tiene cariño jaja), y gracias a él está siendo posible llevar a cabo este proyecto.
Pues bien, ayer se celebró el Campeonato de Catalunya de Duatlón por Equipos Contrarreloj, un formato de competición realmente espectacular y emocionante.
Y allí me plantaba yo, después de haber trabajado por la mañana y haber comido un tupper en el trabajo sin pasar por casa, para intentar aguantar a los bestias de mis compañeros.
El equipo lo formamos Aaron Pagès, Mario Arias, Erik Steninger, Jordi Carrasco, Rafa Prado, y un servidor. Nuestro objetivo era quedar entre los 5 o 6 primeros equipos, difícil pero posible.
4 vueltas de 1,3 km --> 5200 m
4 vueltas de 5 km --> 20 km
2 vueltas de 1,3 km --> 2600 m

La estrategia es que Erik y yo vayamos adelante en paralelo marcando el ritmo. No soy ni de lejos el más rápido, de hecho seguramente sea el más lento, pero es una forma de no pasarnos con el ritmo y perder a alguien en el primer tramo.
Tras calentar un poquito nos colocamos en la cámara de llamadas, con un viento que se ha ido incrementando y que hará aún más dura la prueba. Salimos entre los 5 últimos equipos, lo que añade un poco de presión (y motivación) a la cosa.


Piiiiii, salimos!!
Como siempre, primeros metros a ritmo de récord del mundo de 5000. Pero rápido ponemos un poco de cabeza e intentamos regular el ritmo. Primer kilómetro en 3'12.
Parece que la cosa va bien, pero Jordi y yo empezamos a sufrir al empezar la tercera vuelta, y aún queda la mitad del segmento, así que el ritmo se ralentiza, hasta tal punto que Erik, Mario y Aaron nos echan más de una vez la mano a la espalda para no descolgarnos. Rafa sigue transmitiendo muy buenas sensaciones. En cada vuelta oigo los ánimos de amigos, familia y toda la expedición Tàrraco que nos lleva en volandas. Eso es lo que me hace cerrar los ojos, apretar los dientes y desear coger cuanto antes la bici.


Llegamos a la T1 con un parcial discreto a pie (3'28/km de ritmo creo).
Saltamos sobre la bici (3 cabras, 3 de carretera) y empezamos a coger ritmo. Mis piernas siguen queriendo explotar cada segundo, me cuesta una vuelta entera volver a sentirlas. El ritmo es alto, Rafa y Erik (cabras) llevan el peso de este segmento, y Jordi parece que no tiene su mejor día, y en la tercera vuelta, se ve obligado a dejarnos escapar por rampas en sus piernas. Que no os engañe esta situación, para quién no lo conozca, Jordi Carrasco es uno de los mejores triatletas catalanes y está entre los top sub23 a nivel nacional. Ànims crack!


Seguimos una vuelta y media con 5 unidades, y se me hace muy duro incluso aguantar a rueda. En toda la bici he podido dar a penas 4 ó 5 relevos, ya que además se supone que tengo que ser uno de los cuatro que lleguemos a meta. El viento hace que el segmento sea aún más duro si cabe.
Transición rápida, aunque al poner pie a tierra, me pregunto cómo mis piernas van a poder dar ahora dos vueltas más a pie a ese circuito. Os prometo, que me parece imposible.
Pero siento la obligación de seguir luchando como hemos hecho todos desde la salida, así que cierro los ojos y parece que mis piernas recobran "algo" de vida.
Rafa, después de haberlo dado todo en bici, se queda unos metros y se acaba descolgando.
Erik se pega a mí, y entre sus palabras y su mano empujando mi espalda, van pasando los metros. Lo mismo hace Mario con Aaron. 


Pasamos la primera vuelta y los gritos de los nuestros me dan el último empujón para mantenerme en pie y correr todo lo rápido que puedo los metros que quedan. El dolor de piernas es brutal, y tras cruzar el arco necesito unos minutitos para volver a ponerme en pie.
Llegamos a meta en un tiempo de 1h 02' 55", en 8ª posición.
Nos quedamos a 19" del 5° puesto, con un resultado algo "peor" de lo que habíamos pensado, y con un sabor agridulce. Pero ha sido nuestra primera carrera juntos, y sobretodo destaco el enorme compañerismo y solidaridad de todos y cada uno de los componentes de nuestro equipo. Los que corrimos, y los que no lo hicieron y se dejaron la piel animando.

Gracias a todos los que animásteis sin parar, amigos, compañeros, familia. Sin vosotros, tanto sufrimiento no tendría ese punto tan dulce y difícil de entender!

Ahora sólo queda seguir trabajando duro para poder ayudar al equipo en próximas carreras!!

Jo sóc Tàrraco!


domingo, 11 de octubre de 2015

Half Empuriabrava (Final de temporada)

Hacía semanas quería acabar la temporada con un half, y finalmente surgió la oportunidad de hacer el de Empuriabrava. Vine aquí con la familia así aprovechamos para pasar el puente. Un planazo vamos!!
Como siempre me gusta hacer, llego a boxes con tiempo para no estresarme. La tarde anterior sólo había dejado la bici así que queda todo por preparar. Nada más coger la bici para hinchar las ruedas, patapam, primera sorpresa. Rueda trasera clavada. Ya sabía que esa rueda daba problemas, pero creía haberlos solucionado, así que me acabé decantando por ellas, sobretodo porque mi bici está muuuy bonita con ellas! Jajaja. Aquí empieza el calvario del día, son las 8:20 y faltan 40 minutos para la salida. Intento hacer lo que había hecho anteriormente para "centrar" la rueda, pero en cuanto la apoyo en el suelo se vuelve a clavar. Salgo de boxes porque empiezo a estresarme mucho allí dentro sin poder moverme. Son las 8:30.


Sigo intentando solucionar el problema, me subo en ella, pedaleo un poco y en cuanto hay una pequeña vibración o bache se vuelve a quedar clavada. Saco la rueda y me doy cuenta de que la llanta está doblada, y por tanto, o me roza en la horquilla o me roza en el freno. Decido abrir la pinza de freno y que sea lo que dios quiera, aunque sé que al primer bache va a empezar a rozar. Dejo la bici, y salgo de boxes a las 8:45, sin poner el neopreno, sin calentar, y con las pulsaciones por las nubes. Me visto rápido y me dirijo a la zona de salida, que por cierto, me queda a tomar por culo. Me tiro al agua, siempre me gusta hacerlo antes de la salida, aunque sólo sea para hacer aguas menores.
Me coloco en segunda fila, y en breves se da la salida.


Como suele pasar en media distancia, salida bastante limpia, buscando un lado del grupo para ir más cómodo. Llegamos a la primera boya a unos 150-200 metros, giramos a derecha y a partir de ahí se va alargando el grupo, hasta que el chico que me precede hace algo raro y se corta. Cuando me doy cuenta ya es demasiado tarde para intentar enganchar yo solo, así que me pongo delante del grupo para subir un poquito el ritmo. Y así llegamos a la transición (larguísima por cierto). Salgo del agua en 29', sobre la posición 15.


Transición muuuy lenta y me subo a la bici con muchas ganas de disfrutar.
A los pocos metros, la carretera me regala un pequeño bache a mi paso, pero me temo que suficiente para hacer que la rueda roce ligeramente con la pastilla de freno.



Intento olvidarme de eso y aunque noto que me cuesta coger ritmo, paso página y me recuerdo que he venido aquí a disfrutar. Tengo la boca seca y salada, así que rápidamente hecho mano al bidón de isotónico, el único que llevaba. Bidón??? No está el bidón!!! Dónde coño está el bidón?!
Bueno, a estas alturas podéis suponer que mi paciencia estaba a puntito de agotarse. Parece que cuánto más quieres disfrutar algo, más difícil se pone la cosa. Acabo de empezar la bici, la rueda trasera me va a ir rozando 90 kilómetros, y voy a tener que esperar más de 30 kilómetros para llegar al avituallamiento.

Sigo empeñado en olvidarme de todo eso y seguir adelante. En el kilómetro 20 llego a la altura de Juliana, y le pido un trago de agua. En esos momentos empezaba ya a NECESITAR líquido, no bebo nada desde hace casi una hora y media, y mi mente y cuerpo lo piden a gritos.


Seguimos juntos unos metros pero poco a poco voy yendo hacia adelante. Al acercarnos a boxes para iniciar la segunda vuelta formamos un "grupo" de 5 unidades. Son 4 cabras (dos con lenticular) y yo. Pues bien, del kilómetro 45 al 60, vivo una situación un poco surrealista. Los cuatro tíos con cabra dándose relevos, de forma disimulada pero relevos se mire por donde se mire, dejando menos de 5 metros entre cada uno de ellos. Yo me mantengo el último dejando en todo momento la distancia, no quiero ser partícipe de esa broma. Pasan dos motos de la organización, le señalo con el dedo el grupo, les pido una explicación y ambos se encogen de hombros y siguen adelante.
La organización que tanto castiga el drafting y que tan alto lo proclama, parece que lo luce más en las redes sociales que en la vida real.
En el kilómetro 60 me canso de tener que ver eso y decido cambiar el ritmo. El aire pega un poco de cara, pero poco a poco abro hueco.
En el avituallamiento veo que les saco unos 30 segundos, y que siguen exactamente igual, incumpliendo las normas descaradamente. La rabia me hace apretar aún más pero una larguísima recta que hace un falso llano y pega el aire algo más fuerte, me deja con las piernas como palos. En el kilómetro 80 decido aflojar un poco, y en el 83 me absorbe de nuevo el grupo, eso sí, con menos unidades y un nuevo integrante.



Llegamos juntos a meta, contento con mi sector de bici, aunque sabiendo que he gastado mucho más de lo que debería por el roce de la rueda.

Han sido 89 kilómetros en 2h31', a 35,1km/h.

Transición algo más rápida que la primera y salgo a correr en seguida entre los 25 primeros. Veo y oigo a mi familia. Qué ganas tenía!!



Voy sin reloj, y solo pienso en ir guardando, en no pasarme, y en disfrutar de lo que queda. En seguida me doy cuenta que el recorrido no es por donde yo creía, y durante muchos kilómetros no hay nadie animando. Estoy tocado psicológicamente y eso no me va a ayudar.
Corro con unas zapatillas que hace más de un año que no uso, pero las quería probar porque me traían buenos recuerdos, pero parece que este año, mi relación con las ampollas no iba a cambiar, utilice el calzado que utilice.


En el kilómetro 2 ya noto como poco a poco, se va creando esa cosa tan desagradable justo debajo del dedo gordo. Mantengo el ritmo hasta el avituallamiento (kilómetro 5 aprox), pero en el giro el dolor ya es considerable, las piernas ya empiezan a quejarse con ganas, y a mi cabeza no le gusta ver pasar a gente por todos lados. Poco más tarde decido que cuando llegue a la altura de mi familia, me paro y dejo de sufrir. Así que troto hasta el kilómetro 10 y en cuanto los veo, me paro a un lado y aunque unos cuantos me gritan y animan para que siga, les digo que se acabó. Me miran contrariados y caminamos un poco hasta sentarnos en un banco a ver pasar triatletas corriendo. Pasan Christian, Jordi y David, y me preguntan y se preocupan por qué me ha pasado. Les digo que tiren rápido y luego hablamos!

Felicitar a los tres por sus carrerones, sus ánimos y su preocupación.


Puesto aquí parece sencillo, parece fácil tomar la decisión de tirar la toalla. Pero para aquellos que nunca hayáis estado en la situación, os aseguro que es algo muy duro y jodido. Te decepcionas a ti mismo y sientes que decepcionas a los que te quieren y apoyan. A veces se sufre mucho físicamente en este tipo de pruebas, pero a veces se sufre mucho más psicológicamente cuando pasan estas cosas.


Gracias a Dama, Ana, Carla, Marta, a mi familia, y a todos aquellos que me gritaban aunque no pudiera ni mirarlos.

Felicidades a Vicenç y Manel por sus pedazo de remontadas y su enorme recompensa en forma de podios!!

Por fin ha acabado la temporada, tengo mucho sobre lo que pensar. De cara al año que viene habrán cambios, eso seguro. No sé si negativos o positivos, pero los habrán.

Ahora toca descansar, desconectar y aprender de todo lo que ha pasado este año, sobretodo de lo malo para que se repita lo mínimo posible.

Como siempre, un millón de gracias a todos por los ánimos!

Abrazos y hasta pronto!!






miércoles, 9 de septiembre de 2015

Campeonato de Catalunya Élite de Triatlón

Bueno, voy a ver si me acuerdo cómo se hacía esto. Hace mucho, muuuucho que no escribo una crónica. Veremos si es como montar en bici, que dicen que nunca se olvida.

En todo este tiempo desde mi retirada en el Ironman 70.3 de Calella por romper la cadena de la bici, han pasado muchas cosas. 

He tenido buenas carreras, entre ellas mi debut en media distancia en el Triatlón B de Banyoles y un 7º puesto en el Triatlón Olímpico de Cambrils.

Pero bueno vamos al lío. Este domingo se disputó el Campeonato de Catalunya de Triatlón en formato Élite, y sobre distancia olímpica. En la capital catalana del triatlón, Banyoles. 

Trabajé muy duro muchos meses, me clasifiqué en Pont de Suert (dónde sufrí lo que no está escrito), y tres semanas antes de Banyoles, tiré por la borda todo el trabajo hecho. Me presentaba el domingo sin haber corrido en los últimos 21 días, y habiendo tocado muy poquito el agua y la bici.

No son excusas, mi mente y mi cuerpo decidieron que necesitaban un descanso y nadie más que yo tiene culpa de no haber entrenado.

A las 16:00 salida Élite (acojona un poco salir con 60 tíos que sabes que van a ir muy muy rápido), 16:01 salida mujeres, 16:05 salida Open.

Creo que nunca he estado tan nervioso antes de ninguna competición, me noto las pulsaciones hasta en los pies, y van mucho más rápido de lo normal.

Tras una salida de broma (típica de la Federación Catalana), empezamos a nadar como si no hubiera un mañana. No entiendo como puedo recibir tantos golpes en los primeros 200 metros, si sólo somos 60 tíos!!

Pasan los metros y me siento cómodo nadando, voy a cumplir mi objetivo de no salir último del agua! Primera vuelta rápida viendo como se estira y se rompe el grupo. Segunda vuelta caótica al tener que adelantar a mucha gente de la salida Open y encontrándome auténticas barreras, como por ejemplo 5 personas de un mismo equipo nadando braza uno al lado del otro. Bravo por el que pensó ese formato de salidas!

Salgo del agua mejor de lo que esperaba, aunque la interminable transición ya me avisa de que hoy va a ser un día duro para mis piernas. Aprieto todo lo que puedo para entrar en el grupo con el que he salido, los ánimos de la gente contrarrestan el ácido láctico en cada uno de mis músculos.

1700 metros en 24'00".

Dos vueltas de 20 kilómetros con bastante desnivel, será divertido (y duro).

Saltamos a la bici y al llevar las zapatillas de ciclismo y no de triatlón me cuesta mucho meter el pie, tanto que hago todo el primer repecho con el pie izquierdo medio metido en la zapatilla. Pedaleo muy incómodo, algún amago de rampa pero no puedo dejar que se escapen. Coronamos el repecho y por fín puedo colocarme las zapatillas. Que empiece la fiesta.
Voy con Dani y Arnau del Absolut Sport (gran equipo y grandes personas), y alguno más que entra en el grupo. 

Empezamos a entrar al relevo (yo menos que normalmente, voy fundido), hasta que llega Quim por detrás y se pone a tirar del grupo a lo salvaje. Cogemos al grupo que nos precede y justo bajando el puerto, Quim y Pep Tatché se tiran hacia abajo a lo kamikazes. Mis piernas van cogiendo ritmo así que los sigo. Llegamos al punto de giro y Quim ataca, Pep y yo lo seguimos unos metros pero vamos cediendo. Poco antes de coronar llegan unas 6 unidades del grupo en el que íbamos. El resto se ha quedado.


En la bajada empiezan las dudas y las ganas de guardar y así va entrando gente por detrás. Nos limitamos a rodar rápido pero "cómodos", hasta que llega el primer repecho de la segunda vuelta, de nuevo escabechina y de nuevo aguanto en las primeras posiciones.
Se acelera el ritmo, y al llegar la bajada de nuevo Pep se tira hacia abajo con todo, y yo lo sigo. Llegamos a la rotonda de giro con unos metros sobre el grupo y decido darles otra oportunidad a mis piernas, me pongo de pie, bajo piñones y ataco. Pep me sigue, creo que sin demasiados esfuerzos, y aunque parece que abrimos hueco, las fuerzas se acaban y nos fusionamos de nuevo con el grupo. 


Bajada más rápida que en la primera vuelta y todo el mundo quiere ganar posiciones, así que se va muy rápido. Último giro algo complicado para encarar los últimos 3-4 kilómetros llanos antes de boxes, y me la vuelvo a jugar entrando en la curva como Valentino Rossi. Me siguen Pep y Zurita, y volvemos a ganar unos metros con el grupo. Entramos los tres al relevo a muerte, pero al poco rato nos vuelve a absorber el grupo.



No quiero que acabe la bici, me duelen muchísimo las piernas pero estoy disfrutando como un niño. Me da MIEDO bajarme a correr. Pero bueno, llegamos a la T2, un grupo de unas 12 unidades. 
Completo el segundo sector en 1h06'34"
Transición rápida como siempre y salgo de los tres primeros a correr. Poco duraría la alegría ya que empezaban a pasarme como galgos por todos lados. Pensaba que me había equivocado de recorrido y que esa gente que me quitaba las pegatinas eran de un supersprint. Pero que va, no tuve esa suerte.


Primeros 4 kilómetros corriendo con Dani, una bonita tradición que estamos adquiriendo jajaja. Hasta que empieza a llegar gente por detrás y Dani decide apretar. Yo decido animarlo (mentalmente, porque no tengo fuerzas ni para hablar), y mantener mi ritmo. Empiezan los famosos zig-zags de Banyoles, y empieza mi calvario.
Parece que el inicio de la bici con el pie fuera de la zapatilla me pasa factura, y el isquio izquierdo empieza a avisar en cada uno de los cambios de sentido. Amagos de rampa en cada uno de los giros, que hace que mi ritmo y mis ganas vayan menguando al mismo tiempo.
A partir de aquí son 5 kilómetros de tortura física y psicológica, pero sólo por toda la gente que grita mi nombre, no pienso dejar de correr, por más que me duela la pierna y por más que me sangre y me queme la herida de mi tendón de aquiles.


Sigue adelantándome gente, pero desconecto de la carrera y solo pienso en todos aquellos que confían en mi y a los que les debo gran parte de lo que soy.
Parcial de 10,2 kilómetros (según GPS) en 42'01".


Cruzo la meta en 2h12'35"
Llego destrozado, busco un hueco apartado para tirarme al suelo y nada más poner el culo a tierra, llega la reina rampa, esa que había estado esperando mucho rato para llegar. Llegan Santi, Joan y un hombre de la cruz roja. Joan me estira el isquio y Santi me anima como sólo él sabe hacer.
Llega otra chica de la cruz roja y me secuestra para ir a curarme el pie. Allí me acompaña Santi, que sigue animándome.



Veo a mi madre, Carlos, Marta, Sílvia, Eva, Noel, Carles, Marc, Eli... que no han dejado de animarme toda la carrera.

Felicidades a Rafa, Dani, Arnau, Noel, Marc, Carles, etc por sus carrerones.
A Juliana por su podium, una semana después de haber corrido un durisimo Campeonato del Mundo de Ironman 70.3. 

Y a Santi, por saber dejar de lado su retirada (le quitaron las gafas nadando), y ser el mejor supporter posible.
Un millón de gracias a todas aquellas personas que me han apoyado e intentado entender todo este tiempo y sobretodo esas tres últimas semanas. En especial a Santi, Joan, Juliana, por estar ahí cada día al pie del cañón.

Ahora toca pensar en el final de temporada, o en la próxima temporada, aún no lo tengo claro!








domingo, 17 de mayo de 2015

Ironman 70.3 Calella. Del cielo al infierno en un instante.

Seguramente ésta sea la crónica más difícil que he escrito nunca, ya que es la más dura de escribir, y a la vez de la que hay menos cosas que contar de la carrera.

Imaginaos algo que os haga mucha ilusión y que estéis dispuestos a preparar a conciencia durante casi ocho meses. Durante casi 240 días, y durante una incontable cantidad de horas pasando frío, calor, lluvia, viento y lo que hiciese falta aguantar. Muchos días difíciles, "sufriendo" con las series, cambios de ritmo, tiradas largas o lo que fuese que tocase ese día, pero sabiendo sufrir y sacar adelante todo eso de la mejor manera posible.

Ya lo tenéis? Recordad, tiene que ser algo que os ilusione de verdad, algo que os haga comprometeros con vosotros mismos, algo que os haga sacrificar cosas que el resto jamás entendería.

Pues bien, para mí ese "algo" era el Ironman 70.3 de Calella, celebrado hoy, día 17 de Mayo.


Tras un fin de semana genial, rodeado de familia y amigos, disfrutando del ambientazo que se respiraba en la capital catalana del triatlón de larga distancia, llegaba la hora de disfrutar y sufrir a partes iguales en esta preciosa competición.

Llegaba en un más que aceptable estado de forma. Aunque es cierto que siempre pensamos que nos faltan horas de entreno y que podemos llegar mejor, debo reconocer que había entrenado mucho y bien, y tenía unas sensaciones buenísimas, tanto físicas como mentales. Mejores de las que nunca antes había tenido en una carrera.


Después de saludar a amigos y conocidos, desearnos suerte y compartir un ratito con mi familia, se daba la salida a las 7:05 de la mañana.

Son 1900 metros de natación en un recorrido fácil y claro a priori, con un mar bastante calmado. Me paso 1500 metros encajando golpes, agarrones, gente que se cruza, etc, y 400 metros nadando a gusto y con un ritmo que no podía hacer otra cosa que mejorar. Salgo del agua en 29'56", un minuto más lento de lo que tenía previsto.




Pero daba igual, un minuto no era nada y sabía que mis buenos sectores empezaban en ese momento. Había trabajado mucho la bici, la supercompensación había sido perfecta (como siempre gracias a Joan), y me conocía el circuito como la palma de mi mano.


Nada más subirme a la bici veo que algo no va bien. La cadena me salta a cada pedalada que doy, literalmente en TODAS las pedaladas la cadena me va saltando. Confío en que eso que falla se arregle solo a medida que avanzo, aunque los contínuos badenes y giros de la parte inicial no ayudan. Pero me doy cuenta de que no es así. Intento ajustar el cambio en marcha, pero no consigo nada. Pruebo todos los desarrollos con cada uno de los platos, y nada, la cadena sigue saltando cada vez que mis piernas empujan las bielas.


El día anterior, como siempre, había ajustado y engrasado toda la bicicleta, dejándola perfecta, así que supongo que será fruto de algún golpe involuntario de mis compañeros de boxes.

Hacia el kilómetro 6, cuando empiezo a subir la zona de Sant Iscle, ya asumo que es algo que voy a tener que aguantar hasta que llegue al punto de asistencia mecánica en el kilómetro 28 más o menos. La situación es cada vez más incómoda, llevo un buen ritmo pero el constante saltito de la cadena provoca en mis piernas una fatiga extra con la que no contaba. Tras un buen rato de lucha psicológica y de pedir ayuda a un par de oficiales que no saben ni decirme en qué punto exacto está la asistencia mecánica, llega el primer aviso. Me pongo de pie para acabar de hacer la zona que me llevaría al inicio del puerto de Collsacreu y se me sale la cadena, lo que casi me lleva directamente al suelo. La coloco lo más rápido que puedo y sigo, pensando (ingenuo de mí) que la cosa no podía ir a peor. Bajadita y empieza el puerto. Nunca antes me había pasado algo así, todas y cada una de las veces que mi pierna derecha empuja el pedal, la cadena se esfuerza en hacer la ascensión y la carrera un poquito más dura.

Y cuando ya le estaba cogiendo hasta cariño (véase el alto grado de ironía) a esa incomodísima forma de pedalear, llega un punto donde el terreno se inclina más de la cuenta, y patapam.

Otra salida de cadena, pienso yo, hasta que pongo pie a tierra y veo que una salida de cadena no podía ser, mayormente porqué no había cadena. Estaba un par de metros más atrás, como una serpiente ahí bien preparada esperando el momento de atacar.

Son unos segundos de shock, de incredulidad, de bloqueo físico. Decido apoyar la bici en el quitamiedos y acercarme a comprobar si lo que están viendo mis ojos y tratando de asimilar mi cabeza, es real. Y sí, es real. Tan real como que tengo mi cadena partida en la mano, con dos eslabones bien destrozados. Ahora la serpiente parece inofensiva enroscada en mis manos, y las ganas de atacar llegan a mí a través de mis dedos manchados de grasa.

Cruzo la carretera para dejar paso a todos los compañeros que en ese momento circulaban. Apoyado en el quitamiedos y viendo mi bici al otro extremo, trato de asimilar la situación, que hasta ese momento, sigo pensando que no puede ser real. Los minutos pasan y a medida que mi cabeza vuelve a la tierra, pido a dos voluntarios y a dos comisarios ayuda, si tenían por casualidad un cierre rápido. Ya que la respuesta es negativa en todos los casos, les pido si alguien puede decirme por favor, en qué kilómetro exacto se encuentra la asistencia mecánica.

En ese momento sólo quería seguir. Me daba igual el tiempo, me daba igual la posición, me daba igual todo. Sólo quería arreglar aquello, poder disfrutar del espectacular circuito, y llegar abajo y revolcarme en el cariño de toda mi gente mientras corría lo más rápido que mis piernas eran capaces.

Gracias a un voluntario que hace unas llamadas y de verdad tiene ganas de ayudarme, acabo confirmando que el punto al que tengo que llegar para intentar arreglar la cadena (intentar, porque no estoy seguro que fuese posible), queda demasiado lejos para llegar hasta allí sin poder dar pedales.

Siguen pasando más y más bicis, Jordi Alba y Anna Rovira me animan y me sueltan un "ho sento" muy sincero que en ese momento me llega al alma. Muchas caras y miradas de complicidad cuando la gente me ve ahí con mi culebrilla muerta en la mano, absorto e incrédulo por la situación. También me había animado Santi Abad unos metros más atrás, cuando me pasaba como un avión mientras yo me peleaba con mi serpiente.

Tras unos minutos (no se si fueron 10, 20, o 30) ahí en silencio, sin esperar nada, decido que lo mejor va a ser ir bajando hacia boxes. Pero claro, eran más de 17 kilómetros, y aunque había zonas de bajada, también había llanos y repechos. Y yo no podía pedalear, eso iba a ser interesante. Comunico a un oficial mi retirada y me dirijo a la zona a la que nunca hubiese querido llegar sin completar el circuito ciclista.

Por detrás de mí, y en sentido contrario a los cientos de bicis que subían por el carril opuesto, aparecen mis ángeles de la guarda. Un chico y una chica noruegos. El chico se había roto algo de la mano en la natación y llevaba un vendaje bastante aparatoso. Había intentado seguir en carrera pero se había dado cuenta de que no podía frenar, y había decidido volver por donde minutos antes había rodado (seguro que muy rápido, a juzgar por la bici y las piernas que calzaba). Pues bien, hemos vuelto los tres juntos a boxes, empujándome en todos y cada uno de los llanos y repechos, pese a mi insistencia y preocupación por su mano. No me dejaba caminar y me pedía por favor que me subiese a la bici que él me llevaba. La chica de mientras iba recogiendo mi serpiente, que parecía haber vuelto a la vida y quería escapar, tirándose al suelo a cada instante. Al poco rato, parece que la vida que mis pedales habían perdido, había pasado al tubular de repuesto, que se empeñaba en darse a la fuga con la maldita serpiente. Yo ya no sabía dónde meterme, ni cómo agradecer a esos dos grandullones lo que estaban haciendo por mí en ese momento. Jon Thorp (así se llamaba ese pedazo de crack) me explicaba que en su anterior carrera, la cual había preparado muchísimo, pinchó dos veces la rueda, para al final acabar cayéndose en la bici y teniéndose que retirar. Y que ahora en Calella llegaba con mucha ilusión y... A la vez yo le contaba que hacía tres semanas que yo me había retirado de otra carrera, y que mi debut en la media distancia no estaba siendo precisamente como esperaba. Gracias también a Kari Flottorp, la chica noruega que nos animaba con su constante sonrisa.

Así llego a boxes, le doy un abrazo con todo mi corazón, les agradezco una y mil veces la ayuda prestada y nos despedimos. Me da mucha pena y me hubiese encantado compartir un rato con ellos, invitarlos a una cerveza, o a varias, y empaparme de la bondad que desprendían. Pero al llegar allí la realidad, que había estado evitando todo ese rato acompañado de mis dos noruegos, me golpeaba bien fuerte en toda la cara al ver a mi familia y amigos.

Yo quería hacerlo bien por mí, que es al único que al fin y al cabo beneficio o perjudico con todo esto. Pero todos ellos me habían apoyado todo este tiempo, habían confiado en mí y como mínimo, yo quería compartir una gran parte de esa "victoria" que yo esperaba, con ellos. Se lo debía, a ellos y a toda esa gente que apuesta por mí y me hace seguir adelante en los días más difíciles. Sus caras contrariadas reflejan tristeza, empatía y no hacen otra cosa que intentar animarme. Mi madre, mi hermano, Carlos, y Noel, Santi, Rey, César, Marc, Yolanda, Sílvia. Y a tod@s los que no vi pero se preocuparon de igual forma, gracias.

Siempre me "enfado" cuando la gente me desea suerte, seguro que algunos de los que leéis esto lo habéis sufrido en vuestras carnes. Suelo argumentar que la suerte es para los que no están preparados. Pues hoy he aprendido que eso no es así, que la suerte, el destino, o lo que sea, siempre está ahí, para todos, para bien y para mal. Después de más de cuatro años haciendo muuuuchos kilómetros en bici (montaña y carretera), ya sé lo que es romper una cadena.

Todo pasa por algo, todo te enseña algo, y yo hoy me quedo con que no se puede luchar contra aquello que no está en nuestra mano.

Ha sido un golpe muy duro, me está costando mucho asimilarlo, ya que toda mi ilusión se ha quedado tirada en ese kilómetro 17,4. Pero bueno, son cosas que pasan, y que al fin y al cabo te ayudan a ser más fuerte para la próxima.

Seguramente volveré aún con más fuerza en Banyoles dentro de tres semanas, hasta entonces pienso seguir entrenando como hasta ahora y aprendiendo día tras día.

Felicitar a Juanjo Hernández, Sergi Liz, Santi Abad, Carles Sendra y Jordi Alba por sus tiempazos, me alegro muchísimo por vosotros!! Y mucho ánimo para el súper clase Rafa Lao que ha tenido una caída y se ha tenido que retirar, espero que no sea nada y tengas una pronta recuperación!

Siento mucho que no haya sido la crónica que muchos de vosotros me habíais pedido, creedme que yo también habría preferido otra!

Abrazos!!







Vistas de página en total